martes, 25 de febrero de 2025

REVISTA Cultura de Veracruz

 

REVISTA Cultura de VeracruZ, 149

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RAFAEL ANTUNEZ

FERNANDO DENIS

CARTOGRAFO DEL AGUA


En una tierra de grandes poetas como José Asunción Silva, Aurelio Arturo, Jorge Zalamea, María Mercedes Carranza, Raúl Gómez Jattin, Juan Gustavo Cobo Borda, Nicolás Suescún y William Ospina por sólo citar a unos cuantos, Fernando Denis ha sabido hacerse de un lugar destacado para su voz.

Denis no un poeta de ideas, su manera de ver el mundo es la de un pintor, prefiere las formas y las formas de nombrar de nuevo a las cosas; a la construcción de una historia; al desarrollo de una tesis, opone el placer de concebir un paisaje que no existe, ya porque sus geografías son imaginarias, ya porque radican en el pasado, un pasado que el poeta ha convertido en un espacio místico.  Un espacio donde el mito actúa como piedra de toque para el canto, para la celebración del mundo, rara vez para su crítica. Para Denis el mito parece ser un refugio al cual huir del presente, un tiempo en el que, a todas luces, no siente como suyo. Poeta adánico, es, aun tiempo, el que celebra y nombra la belleza, pero también el que huye del presente

hacia el pasado, hacía las provincias del sueño, es decir hacia el futuro.

El de su poesía es un territorio por donde leves mariposas y deslumbrantes aves cruzan el ciclo por las sendas que sólo a ellas les es dado transitar. Paisajes compuestos con mármoles y doradas arenas, fuentes maravillosas y torrentes cristalinos a cuyas orillas crecen las grandes hojas de malanga y las pequeñas y delicadas flores rojas y amarillas que pueblan sus poemas. Delicadas arquitecturas que parecen sacadas ele un cuadro de Remedios Varo, jóvenes que han escapado de las mil y una noches, de la Odisea y de su Ciénega natal, pasean leves misteriosas por estos poemas que, con la paciencia de un artesano, va labrando Denis de un verano a otro verano, del incendio de un otoño a la pulcra nieve de un albo  invierno.

Cartógrafo del agua, también lo es de la luz y de los sueños, Denis es un ímagista (un ferviente lector H.Dy de Edna St.  Vincent Millay y del primer Pound) que camina dormido por el Caribe, uno de esos raropoetas loque nos lesería posible imaginar el infierno el purgatorio y se contentan con regalarnos vislumbres del paraíso.

Fernando Denis es un poeta aurático que no transita por las sendas de la moda. Es, a un tiempo, un poeta anacrónico (y esta es una de sus virtudes), un clásico y un extemporáneo. No busca, ni le interesa la modernidad, busca y le interesa penetrar en los misterios del lenguaje, extraer el oro, la luz que hay  contenida en  las palabras.

Cantar la belleza del mundo es un oficio que requiere humildad y (paradójicamente) cierta altivez.  Por un lado implica ponerse a la altura de un ave, igualar su sencillez y su profundidad; por otro, una tentativa casi divina: cantar el mundo como es, o como se cree que es, brindar una imagen verbal ele las maravillas del mundo. Para tal empresa no sirve el lenguaje de la moda, lenguaje de la política, el lenguaje del odio, el paupérrimo lenguaje de los académicos. Es necesario un lenguaje templado por el fuego, quintaesenciando, un lenguaje que sea a un tiempo celebración e imagen del mundo.

He dicho líneas arriba que Denis es un poeta anacrónico y que esta postura es una virtud, una forma de ser y de vivir eel mundo. Siempre ha resultado (y resultará) muy fácil nadar a favor de la corriente, caminar emedio del pelotón, apostar por la inmediatez.  Separarse, implica no sólun rompimientotambién ser señalado por el grupo que, cómodamente avanza sin saberlo hacia el precipicio.

Denis ha elegido ser un solitario en  el concierto de la poesía colombiana, ha  elegido, en  vez ele sumarse al coro, construir su propio  espacio, fundar  su tradición, su geografía, su linaje que va de Virgilio a James Joycepasando, sí, por las novelas de García  Márquez, las Vidas imaginarias de Shwob, el Sallinger  de El guardián oculto en el centeno, los  prerrafaelistas y los  presocráticos. Es, a todas luces, una criatura extraña, un poeta que, no importa que el mundo parezca derrumbarse, continúa cantando como  si hoy fuera el primer día,  como si él fuera el primer hombre.









sábado, 8 de febrero de 2025

REVISTA Cultura de VeracruZ 148

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               LETRAS DE COLOMBIA

Raúl Hernández Viveros

Raúl Hernández Viveros y Greole Group:  Da click en la fotografía



La inspiración artística en Colombia asombra al espacio mundial por sus aportaciones trascendentales procedente s de la mezcla africana, indígena y europea. El caso particular es Fernando Botero porque fundamenta su obra con la genialidad de sus pinturas que forman parte de la Historia contemporánea del arte. Recorrer su Museo en Bogotá. significa enriquecer nuestra apreciación a sus máximas expresiones de la fantasía y la imaginación. Es una maravillosa aventura recorrer el Museo del Oro de Bogotá, pero no brilla tanto como el de Botero. Ya que el Maestro donó su colección personal de obras de pintores universales. Heredó obras de sus contemporáneos como Picasso, Miró, Gironella, y rescató cuadros impresionistas y hasta una escultura de Dalí, representan parte del patrimonio universal. También en Bogotá destaca la obra del pianista y compositor Edy Martínez, talentoso musico que acompañó a las mejores orquestas de Fania de Nueva York, y transformó con el ritmo de jazz, e innovó la música tropical. Lo recordamos por el tema de la letra "Indestructible": “Cuando en la vida, se sufre una herida / Porque se pierde sangre querida / En ese momento, coge el destino en tu mano / Y hecha pa'lante mi hermano / Con la ayuda de nueva sangre / Cuando en el alma, se siente un dolor / Por la traición, que te brinde un amigo / En ese momento, piensa que todo es posible / Que con la sangre nueva está la fuerza indestructible / En ese momento, piensa que todo es posible / Que con la sangre nueva está la fuerza indestructible / Cuando en el alma se sienta una herida, porque se pierde sangre querida…”

En Cartagena de Indias, toqué la estatua de Gabriel García Márquez. La Universidad Veracruzana le publicó su libro:" Los funerales de la mamá grande". Con sus regalías, pudo finalizar su novela: "Cien años de soledad". Además, nuestra máxima casa de estudios patrocinó la filmación y el libro “La viuda de Montiel”; textos de Jorge Ruffinelli, y fotos de Julio Jaimes, Universidad Veracruzana, 1979. El Semanario "Punto y Aparte", lo recibió en sus oficinas, y fue entrevistado. Gracias a Froylán Flores Cancela y Armando Rodríguez, lo pude conocer y abrazar.

Entre los más importantes y memorables visitas a la capital veracruzana, desde luego hay que mencionar y destacar a principios del siglo XX, la de Rubén Darío. En décadas recientes, los homenajes de la Universidad Veracruzana a Julio Cortázar, o el dedicado a Juan Carlos Onetti. A una década del fallecimiento de Gabriel García Márquez, el 24 de abril de 2014, resulta fundamental recordar la carta de Gabriel García Márquez, sobre el pago de derechos de autor por su libro “Los funerales de la mamá grande”, en aquellas líneas respondió, que con dicha cantidad iba a dedicarse de tiempo completo a terminar su obra cumbre “Cien años de soledad”; novela tan difundida que se ha perdido la cuenta porque lleva de acuerdo a estadísticas editoriales, más de 50 millones de ejemplares vendidos.

El desarrollo de la imaginación y la escritura de Gabriel García Márquez, volaron hacia alturas universales con las historias fantásticas dignas de ser contadas; igual como lo fueron recogidas oralmente y trazadas en nuestros antiguos y libros sagrados de los pueblos antiguos prehispánicos, crónicas de los conquistadores, y versiones etnográficas de los misioneros evangelizadores. Narraciones acumuladas de la historia de nuestros pueblos del Nuevo Mundo. María Chisten** publicó su ensayo “Cien años de maravilla”, y señaló las fuentes de los informes y relaciones escritas por los europeos frente al deslumbramiento de la naturaleza y los nuevos seres en el mundo, a partir del descubrimiento, conquista y colonización.

Siempre Gabriel García Márquez mantuvo su postura digna en defensa y promoción de los pueblos latinoamericanos. En el número 14 de Texto Crítico, Jorge Ruffinelli, su gran amigo y compañero, dio a conocer uno de los valiosos ensayos reflexivos de Gabriel García Márquez: “Fantasía y creación artística en América Latina y el Caribe”. En pocas páginas el autor colombiano, y mexicano por arraigo fraternal con la cultura de México, advirtió: …“los escritores de América Latina y el Caribe, tenemos que reconocer, con la mano en el corazón que la realidad es mejor escritor que nosotros. Nuestro destino, y tal vez nuestra gloria, es tratar de imitarla con humildad, y lo mejor que nos sea posible”.

Recientemente, la Feria de la Caña en Cali, se engalanó con la música de la “Salsa”, durante la actuación de “Niche”, “Guayacán”, y tantos grupos tropicales que se acompañan con decenas de escuelas de baile y danzantes vestidos con trajes de colores, procedentes de barrios populares. Bailan y cantan al ritmo de tambores, instrumentos de viento. Admirar estas danzas me llevó a imaginar mi juventud cuando lloré con las páginas de “María”, de Jorge Isaacs: "El revuelo de un ave que al pasar sobre nuestras cabezas dio un graznido siniestro y conocido para mí, interrumpió nuestra despedida; la vi volar hacia la cruz de hierro, y posada ya en uno de sus brazos, aleteó repitiendo su espantoso canto.”.

Años más tarde, con José Eustasio Rivera sentí el amor por la creación literaria: “¡Oh, selva, esposa del silencio, madre de la soledad y la neblina! ¿Qué hado maligno me dejó prisionero en tu cárcel verde? Los pabellones de tus ramajes, como inmensa bóveda, siempre están sobre mi cabeza, entre mi aspiración y el cielo claro, que sólo entreveo cuando tus copas estremecidas mueven tu oleaje, a la hora de tus crepúsculos angustiosos. (…) ¡Tú me robaste el ensueño del horizonte y sólo tienes para mis ojos la monotonía de tu cenit, por donde pasa el plácido albor, que jamás alumbra las hojarascas de tus senos húmedos!”.

Cuando estuve a cargo de la Dirección Editorial de la Universidad Veracruzana, descubrí al autor de “Diario de Lecumberri”, de Álvaro Mutis. Luego penetré en la fascinación de su narrativa. Una muestra de “La mansión de Araucaíma”: "Hembra madura y frutal, la Machiche. Mujer de piel blanca, amplios senos caídos, vastas caderas y grandes nalgas, ojos negros y uno de esos rostros de quijada recia, pómulos anchos y ávida boca que dibujaran a menudo los cronistas gráficos del París galante del siglo pasado. Hembra terrible y mansa la Machiche, así llamada por no se supo nunca qué habilidades eróticas explotadas en sus años de plenitud. La bondad se le daba furiosamente, sus astucias se gestaban largamente y estallaban en ruidosas y complicadas contiendas, que se aplacaban luego en el arrullo acelerado de algún lecho en desorden.”

Con Marco Tulio Aguilera Garramuño, existen lazos fraternales desde que obtuvo el segundo lugar del premio de cuento, convocado por “La Palabra y el Hombre”. Ahora de vez en cuando, marca mi teléfono para hacerme la prueba de la sobrevivencia. De su novela “Máscara frente al espejo”, se incluye un fragmento. A Eduardo García Aguilar me lo presentó en la Ciudad de México, Vicente Francisco Torres. Unos años después lo visité en París. De su narrativa se reproduce de “Arthur Rimbaud Visita el Tequendama”: y “Remember Chapinero” Sara Ospina coordinó una parte de Letras de Colombia. Reconocimiento al Instituto Distrital de las Artes, Libro al Viento, Colección capital. “Cultura de VeracruZ”, fomenta la lectura y divulgación en esta revista de literatura contemporánea, espacio independiente y sin fines de lucro.


* La Palabra y el Hombre, No. 44, Nueva Época, Octubre-diciembre de 1982

jueves, 14 de noviembre de 2024

147: REVISTA DE LITERATURA CONTEMPORÁNEA CULTURA DE VERACRUZ



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César Bisso

Una noche extraña 

a Carlos Roberto Morán

(diseño original: Guillermina Bisso)

Largos tragos de whisky estoy bebiendo en una vieja taberna de Berkeley Square. El sonriente Bill me mira y su afilado rostro deforma el viejo espejo. Bill siempre sonríe, aún desde la melancólica pose actoral que lo abriga. Al fondo del salón suena lento y espeso un blues de John Lee Hooker. Intuyo haberlo escuchado en la película Zona Caliente, aquel policial erótico con la asombrosa Jennifer Connelly. Cómo olvidarla. Y cómo reconforta estar ávido de belleza. Ya con los vasos vacíos, Bill invita a caminar bajo un cielo sin estrellas. Son pasos fugaces, para ir detrás del humo de su cigarrillo. De pronto comienza a caer una llovizna imperceptible. Bill sigue fumando. Me observa de reojo y dispara una leve mueca robada al rey Lear. “Artritis en la mano. Los dedos hacia adentro hacen de paraguas”. Lanzamos una carcajada. Y seguimos adelante, como dos marionetas perdidas entre luces y sombras. Cuando cruzamos frente a la Catedral de San Pablo siento estallar mi corazón. Hojas de papel con dibujos de historietas comienzan a caer desde la cúpula. Empalidezco. Bill esboza un breve comentario: “Este momento es cuando quiero ir a la cama y no levantarme”. Aún sin saber por qué lo dijo su perspicacia da en el blanco. Me calma. Más tarde ingresamos al barrio de Piccadilly, donde adormecen resabios de dramas y comedias shakesperianas, viejos estandartes del imperio y quebrantos de la última guerra. Rodeada de esplendentes plátanos asoma la estatua de Eros.

“Con mi traje azul soy más atractivo que esta odiosa piedra, nada tiene que ver con el abolengo británico”, ironiza Bill. “Es mejor encontrarse con los libros de Stevenson, Conrad, Dickens”, agrega. “También Borges”, respondo. Y detenemos el paso. Para qué seguir. Nos despedimos con un abrazo. De regreso, el leve viento húmedo que proviene desde la Setúbal se cuelga de mis gafas quebradizas. Amanece. 

Nunca estuve en Londres, pero presumo que el señor Bill Nighy recordará con simpatía mi rostro de asombro cuando lo vi salir de la pantalla del televisor y escabullirse parsimoniosamente en esa vieja taberna de Berkeley Square.

sábado, 27 de julio de 2024

PORTADA 146 : REVISTA DE LITERATURA CONTEMPORÁNEA CUTURA DE VERACRUZ

 





POEMAS ANUALES

Jesús Fernández Palacios

 

Esta segunda edición de mi libro “Poemas Anuales”, que publica Ediciones Garvm, 2024, gracias a la hospitalidad de mis competentes y generosos amigos Uberto Stabile y Gema Estudillo, esta segunda edición rememora a la primera que me publicó la Universidad Veracruzana de  México en abril de 1976, con una tirada de 1000 ejemplares en su colección Cuadernos del Caballo Verde que dirigía Luís Arturo Ramos y en cuyo Consejo Editorial estaba el buen escritor Raúl Hernández Viveros,  mi mejor amigo mexicano con el que compartí otras  experiencias  literarias.  Fue Raúl precisamente quien me envió un ejemplar de Poemas Anuales en mayo de 1976, advirtiéndome de su puño y letra en la primera página lo siguiente: "Estimado Jesús, aquí te mando un ejemplar de muestra de tu libro, que ojalá te guste. Dame tu opinión. En correo aparte te pongo 50 ejemplares, que tardarán porque  van por  vía marítima. Espero tus líneas. Un fuerte abrazo, Raúl"

 Pasaron los meses y mis 50 ejemplares, que yo esperaba impaciente, no llegaron, lo que le comuniqué a Raúl Hernández Viveros a los efectos oportunos.

Entonces fue cuando me envió otro ejemplar con una carta manuscrita, también en la primera página, fechada el 29 de septiembre de 1976, que decía: "Querido Jesús: Realmente es un misterio lo de tus ejemplares, pues desde mayo que se envió el paquete. Así que creo que "si Dios lo quiere" te llegará en estos días. Paciencia. Felicidades por lo de tu hijo. Por estas tierras, también mi mujer hace 4 meses dio luz a un niño. Sin embargo, ahora la moneda mexicana se devaluó en un 65%. Así que puedes imaginarte como la pasamos en el centro del subdesarrollo. Bueno, escribe y dime que hay por allí. Tu ensayo sobre León Felipe, lo di a una revista que paga algo, si es aceptado te enviaré tu dinero en dólares. Recibe un fuerte abrazo de tu amigo Raúl"

En fin, poco tiempo después llegó el paquete con mis 50 ejemplares por vía marítima, y yo quedé más que satisfecho y se lo comuniqué a mi amigo. Respecto a mi ensayo titulado "León Felipe, poeta de la libertad", que Raúl citaba en su carta, terminó publicándose en el no. 29 del periódico "Punto y Aparte" de la capital veracruzana el 19 de julio de 1979. Y la verdad es que no recuerdo si me pagaron o no, que en realidad poco me importaba, teniendo en cuenta la depauperada situación económica de México, según me contó mi amigo Raúl. Para mí lo interesante fue la publicación que conservo con orgullo.

Aparte de “Poemas Anuales” que, cómo olvidarlo, fue mi primer libro publicado, y muy agradecido de mis buenas relaciones con Raúl Hernández Viveros, me complace contar también que amplié mis contactos mexicanos y que seguí colaborando con poemas y artículos en diferentes publicaciones entre 1974 y 2006. Así, poemas míos aparecieron en las siguientes revistas, la mayoría de México capital: Cosmos No. 14 (octubre, 1974);  Cuadernos   Ediciones   No,  1 ,  (noviembre, 1974); Cosmos No. 16 (1975); Latitudes No3 (1975); La Palabra y el Hombre (1991); Fuentes Humanísticas (1994); El Independiente en la cultura (Tabasco, 1995); Chontalpa Semanal No 5 (Tabasco, 1995); La Palabra y el Hombre (Xalapa, 1995); Albatros No 2 (Tabasco, 1996). Además, publiqué siete poemas míos en el libro colectivo De varia España (Guanajuato, 1997); y otros tres poemas en el libro colectivo Poesía viva de Andalucía (Universidad de Guadalajara, 2006), cuyos títulos no pormenorizo para no alargar este texto. Asimismo, publiqué varias entrevistas con Rafael Alberti, Francisco Brines, José Hierro, Claudio Rodríguez y Ana Rossetti en los suplementos Enfoques de Gráfico de Xalapa entre los años 1983 y 1984. Y varios artículos más en otras revistas mexicanas entre 1990 y 1999.

Con respecto a esta segunda edición de  Poemas  Anuales que, por cierto, integra entre sus páginas dos interesantes ilustraciones de la estupenda artista mexicana Leticia Tarragó, que concretamente fueron portada y contraportada  en  la  primera edición; en esta segunda edición, como digo, se incluye un apartado final titulado "Textos críticos sobre Poemas Anuales de seis autores (poetas, críticos literarios y  profesores)  que  se ocuparon de reseñar mi libro en diversas revistas y periódicos españoles. Así lo hicieron el poeta argentino Ángel Leiva  en  el Diario Arriba de Madrid (7-11-1976); la profesora malagueña Joaquina González Marina en el Diario Sur de Málaga (10-11- 1976); el poeta Leopoldo Castilla en  la  revista  La  Estafeta Literaria de Madrid (15-03-1977); el profesor  y poeta mi  querido Rafael de Cózar Sievert  en el Diario El País de Madrid (23-03- 1977);  el  crítico   literario   José  Lupiáñez · en   la  revista  Alisma,  (diciembre  de  1978) y  el  escritor  argentino  Federico  Undiano  en la revista Andarax de Almería en 1980.

Y por último, una confidencia personal: varias veces quise viajar a México y varias veces no pude hacerlo por temor a lo que llaman "el mal de altura" de ese país, que tanto puede perjudicar a la salud, igual que pasa en Colombia donde sí me atreví a viajar para asistir a la Feria del Libro de Bogotá en 1992 y, quiero decirlo, allí me afectó ese "mal de altura" que no voy a detallar porque forma parte de mi intimidad. Ahora bien, menos mal que a México sí pude llegar con mis poemas y mis escritos y eso no fue un mal sino un Bien de Altura que me benefició y supe agradecer a mis amigos mexicanos, el escritor Raúl Hernández Viveros entre ellos.


viernes, 26 de julio de 2024

REVISTA Cultura de VeracruZ No. 146

 

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Antonio Rivero Taravillo

 

 (1963) dirige en la revista Estación Poesía, del Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla. Traductor de muchos de los más importantes poetas en lengua inglesa, novelista, ensayista, biógrafo de Luis Cernuda y de Juan Eduardo Cirlot, ha publicado diecisiete libros de poemas, el más reciente de los cuales es Luna sin rostro (Pre-Textos). Entre los premios que ha recibido están el Comillas y el Antonio Domínguez Ortiz, ambos de biografía, por sus trabajos sobre Luis Cernuda y Juan Eduardo Cirlot, respectivamente; el Ciudad de Lucena Lara Cantizani y el Ciudad de Alcalá de poesía; el Premio Andaluz a la Traducción Literaria, o el Rafael Pérez Estrada de aforismos.

UN CONQUISTADOR


A diferencia

de otros que nacieron en España

(“cuando los dioses nacían en Extremadura”)

y murieron en México, este hombre,

o acaso dios tronante o semidiós,

nació en la Nueva España,

pariente de Cortés y Moctezuma,

en la también naciente Zacatecas.

 

Capitán General del muy lejano

Reino de Santa Fe de Nuevo México

que él fundara con saña y con furor,

aún corría el siglo XVI

cuando sus gestas fueron apilándose

igual que oro, plata o esmeraldas;

contemporáneo de Shakespeare y Cervantes,

que no pudo cruzar la Mar Océana

como era su ambición,

merced de una vacante que no vino.

 Ningún inglés pisaba todavía

hierba de aquella inmensidad

cuando él desovilló, leguas y leguas,

el Camino Real de Tierra Adentro.

De allí, explorador y codicioso

de riquezas que en sueños ya tocaba,

fue a la fertilidad de las Llanuras

y al río Colorado y sus quimeras.

 

Murió en el pueblo en que nació mi padre,

al pie del Pozo Rico, así llamado.

 Y antes, aventuras y proezas

rebozadas de crímenes e infamias,

mutilaciones, luchas y victorias.

Un hombre de una pieza, un diablo entero

derramador de sangre y de pasiones,

amputó los pies de los indígenas rebeldes.

el Rey lo castigó, pero más tarde

regresó a las andadas

 pues no amputaron nunca al que amputo

los pies de los indígenas rebeldes.

 




Al expirar, recordaría

praderas, el Río Bravo del Norte,

minas, indios pueblo, arcabuzazos,

búfalos y coyotes, más los cactus

del tamaño de su espinosa ambición.

En dónde está su tumba, no se sabe.

Tal vez el mineral que persiguiera

hoy lo acoge en su seno generoso

igual que una moneda en una bolsa,

y desde el otro lado del azogue

(el mismo de Almadén que inspeccionara)

reúna nacimiento y defunción.

 

De aquel aliento épico, aquí queda

un soplo de lo lírico

entre versos mellados.

De tanto cabalgar por los desiertos,

su vida la borró una polvareda.



REVISTA Cultura de Veracruz

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