Filanta, de Guillermo Landa
Por Victor Vázquez Gandara
Al cuarto para las doce (menos) la mampara del cartel con
la imagen de Guillermo Landa estaba siendo colocada por cuatro asistentes de
logística, en medio del foro de la Galería de Arte Contemporáneo de la capital
veracruzana. Para su fortuna ni las moscas hacían acto de presencia. Tres
sillones forrados de piel, al parecer, dos micrófonos dispuestos a recibir al
homenajeado con sus anfitriones. Y comentaristas. Agua, iluminación directa.
Todo un escenario digno. La hora programada: 12:00. El día, viernes 13. Año dos
mil quince.
Dejé apartado mi lugar en la segunda fila de butacas del
costado derecho en relación a acceso, creí estaría atiborrado de gente. Salí y
en el patio ya se encontraba don Guillermo, Raúl Hernández Viveros quien me
invitó y Miguel Alcázar, Esperando a la audiencia. Transcurridos los minutos
decidieron dirigirse al interior del auditorio para dar comienzo. Unos cuantos
amigos y otros jóvenes "desorientados" ocuparon lugares dispersos,
como huyendo unos de otros.
De inmediato, aún acomodándose los protagonistas, el
conductor dio la bienvenida en nombre de la institución y del gobierno del
estado cediendo la palabra a quien la tomara. Habló breve Raúl Hernández
Viveros ante el desconcierto, luego el poeta Guillermo Landa, y por fin sin
cruzar palabras acordaron el turno.
Raúl me había informado y publiqué una columna en Diario
de Xalapa y Tlanestli sobre el evento en el que se homenajearía al poeta
bilingüe. De inmediato pensé en los protocolos fastuosos con la presencia de de
las altos funcionarios del gobierno estatal, municipal y por el personaje de
que se trata de directivos de educación y cultura. Cámaras de televisión y
medios de toda índole.
Por fortuna todo se concretó a una charla entre amigos
testificada por curiosos literarios. La foto institucional del recinto cede y
lo demás, la paranoica andanada de fotografías con celulares. Un homenaje tal y
como debieran ser todos. Contar con la presencia de aquellos que lo sienten sin
acarreados innecesarios.
El diálogo fue un recorrido recordatorio de una Face de la
vida del poeta huatusqueño relatando aquello que brotaba en el momento, de
convivencias mutuas. Raúl específicamente citaba "haberle seguido la
pista" y en ese seguimiento surgió Pitol, Premio Cervantes, e implícita,
la amistad que une al trio, debido a las vivencias y convivencias. Praga,
Checoslovaquia, matanza del 68, Pitol, El Caracol marino, Rafael Delgado,
Orizaba, Huatusco Estoy a dos fuegos, expresó el poeta: mi editor y
musicalizador.
Raúl Hernández Viveros dijo haber seguido los pasos de Guillermo
Landa por Europa y llegó a concluir que la obra del homenajeado serviría para
un curso de varios semestres para universidad. Expresó tambien "siento que
es un homenaje que le debíamos desde hace años". Creado el ambiente
propicio las ideas y recuerdos fueron fluyendo. Como buen escritor Raúl retomó
la charla subrayando iniciar con los antecedentes:
"En su poesía no sólo se nota la presencia de
Netzahualcóyotl". Refirió sobre “la creación del registro civil por José
María Vigil, y de la primera biblioteca en México, los primeros cantores
mexicanos. Las crónicas de Diego Durán,
Cantares, bailables, metáforas incomprensibles, y todo eso qué tiene que ver
con Guillermo Landa. Son sus fuentes y ya después Sor Juana Inés de la Cruz. Ya
situado el personaje -Guillermo Landa-, su lugar natal, muy cerca de Córdoba,
Orizaba. El propósito de Porfirio Díaz de blanquear el país con colonias de
italianos, la iglesia... hasta llegar a los años 60. 1964 sus primeros poemas, en
el Caracol marino de Librado Basilio,
La Palabra y el Hombre, y la ruta
critica de la CIA, auténtica originalidad shakesperiana... Surge la beca a raíz
del 68...Polonia. Varsovia, Paris, Belgrado. Descubrir al grupo templario que los
andaban persiguiendo”.
Alcázar record: "llegué a Belgrado dando
conciertos". Relaciones publicas contacta con el compositor. Hablábamos él
(Guillermo Landa) de una cosa yo de otra. Me enteré que era un poeta. Hubo
coincidencias. Lo que pasaba en el mundo occidental. Me mandó un manuscrito del
libro. Estrené una ópera... Retomó Raúl señalando que Guillermo habla Náhuatl,
polaco surgiendo el chascarrillo de la invasión de Polonia por mexicanos y de
México por polacos, esto último aquí en Xalapa. Se habló del amor, Agustín
Lara, José Emilio Pacheco, del golem,
Resultado de imagen para Ryszard Kapuściński, desarrollo cultural,
noventa mil muertos, letras Palmer, entrar por la bartolina,
La charla entre amigos concluyó sin la tradicional entrega
de pergamino, medalla alguno de esos fetiches inventados para eso. El poeta
procedió a firmar los cinco o seis libros adquiridos por el selecto publicó,
toma de fotografías del recuerdo y la invitación a visitarle en Huatusco, en su
casa museo, despidiéndose como cualquier mortal, sin aspavientos, solo
acompañado cargando su extraordinaria trayectoria literaria. Esto sucedió
durante una parte del homenaje al autor de Frutero
y yo, ediciones Cultura de VeracruZ, y Filanta,
Instituto Veracruzano de Cultura, 2015.