Luis Arturo Ramos nació
en Minatitlán, Ver., 1947. Estudio Letras Españolas en la Universidad Veracruzana.
Fue becario del Centro Mexicano de Escritores 1972-73. Ha publicado cuentos y
ensayos en suplementos   y revistas del
país y del extranjero; incluido en varias antologías de relatos y recomendado
para su publicación por el jurado del Premio Casa de las Américas en 1974. Libros
de relatos: Del tiempo y otros lugares
y Los viejos asesinos. Novelas: Violeta Perú, (que resultó seleccionada por
el jurado del premio INBA-Colima como la mejor novela publicada en 1980) Intramuros, 1983, y Domingo junto al paisaje, (1987), La casa del ahorcado, (1993), La
Mujer Que Quiso Ser Dios, (2000), Este
era un gato, (1988), Ricochet, o, Los
derechos de autor, (2007), Los
argentinos no existen (2005), Mickey
y sus amigos, (2010). También incursionó en el relato infantil con los
libros Zilli el unicornio (1980). La noche que desapareció la luna (1986).
Ensayos: Direcciones y digresiones:
crónicas de libreta, (2010), Crónicas
desde el país vecino, (1998), 
En
la “Aproximación a Luis Arturo Ramos”, entrevista realizada por Juan B. Zilli y
Guillermo Villar, Cosmos, No. 16 julio
1975, sobre los cimientos de su trabajo literario aceptó: “Fui sometido a una
crítica tremenda que me afectaba incluso la salud. Pero aguanté.  Un fogueo duro ¡Críticas de Juan Rulfo!: Creo
que me metieron mucho miedo.  Salvador
Elizondo no escatimaba elogio ni vituperio y se podía dialogar con él. De todos
modos eso fue una gran experiencia. “ 
María
Guadalupe Flores Grajales editó en 2011: Hacia  una 
poética  de  la 
desolación:  “La  construcción 
del  sujeto femenino  en las  novelas de Luis Arturo  Ramos”. 
Vicente Francisco Torres escribió en la selección y nota introductoria
de Material de lectura, Cuento
contemporáneo: “Con Intramuros
(Universidad Veracruzana, 1983), Luis Arturo Ramos se lanzó a la novela extensa
y de personajes.” En la Editorial Amate, 1979; ofrecí a Luis Arturo Ramos la aparición
de su libro Del tiempo y otros lugares.
Premio Nacional de Ensayo Literario José Revueltas 1989, por Melomanías: la ritualización del universo.
Una lectura de la obra de Juan Vicente Melo. 
La
Revista Bellas Artes, No. 4, en 1982,
con las reflexiones de Juan Rulfo “Una verdad aparente”, definió su escritura:
“Todo escritor que crea es un mentiroso, la literatura es mentira, pero de esa
mentira sale una recreación de la realidad; recrear la realidad es, pues, uno
de los principios fundamentales de la creación.” Juan Rulfo concluyó: “se
trabaja con imaginación, intuición y una verdad aparente; cuando esto se
consigue, entonces se logra la historia que uno quiere dar a conocer. Creo que
eso es, en principio, la base de todo cuento, de toda historia que se quiera
contar”. Luis Arturo Ramos en su 70 aniversario prosigue, asediado por las
enseñanzas magistrales de Sergio Galindo Márquez y el inolvidable Juan Vicente
Melo, en la aventura de la creación literaria. 
Ofreció
 textos de lectura infantil, por ejemplo Cuentiario, con el personaje Unicornio. Luis
Arturo Ramos en sus líneas de presentación advirtió a los lectores: “Necesitamos
inventar y Zili  es producto  de esa necesidad. Por su parte Telésforo es habitante
de todos los países y vive en casi todos los momentos   de nuestra vida. Pero no por eso debe quedarse
como está.  De nosotros   depende ponerle cara y nombre e inventarle
historias.  Aquí,   en este 
libro, sólo aparece una  de ellas.”
Prosiguió
con sus recomendaciones: “La máquina   y
el   personaje   fantástico
son dos extremos   de nuestra   imaginación. 
Y ésta una estrella de tantas puntas como tú desees que tenga.
Cuando   leas estas historias    darás voz 
a Zili  y a Telésforo.   Los harás caminar   por las páginas   del libro y podrás hacer que   sigan   
caminando   mucho después de
que  hayas terminado.   Zili   y Telésforo, fantástico  uno y cotidiano    el  
otro,   coinciden en las  páginas  
de  este  libro  
y  me  gustaría  
que  lo hicieran  más adelante  
en los muchos  libros  de tu imaginación.
Ahora   todo  
depende   de ti.  Yo 
me  conformo con  que 
después  de leer este  Cuentiario,
 puedas ver en cualquier  cuadrúpedo 
la  posibilidad de un
unicornio,  y en  todo 
teléfono     la  cercanía   
de esa otra  voz que  nos habla 
desde  el  fondo 
de nuestro silencio. Espero cumplir...” 
Mario
Muñoz en la nota de Recuento de cuentos
veracruzanos; 1991,  comenzó por la ubicación
de Luis Arturo Ramos: “Pertenece a la generación que  la crítica  ha denominado  narradores de  fin de  siglo  y en
 la
 que
 destacan   nombres
 como   los  de  Jesús
Gardea,  Hernán Lar a Zavala,  Severino  Salazar y  Luis Zapata, 
 entre
otros.  Su obra  ha merecido   la atención  de los críticos  dentro  y fuera del  país por la solidez que hay en ella desde los primeros  cuentos
 que
reúne  en  1974 en una  plaqueta titulada  Siete veces el sueño,
Desde muy joven comenzó
a publicar ficción y reseñas en la página
cultural de La Nación y en el suplemento El Tianguis
de la Cultura de El Dictamen. Ya como alumno  de la Facultad
de Letras Españolas de la 
Universidad  Veracruzana,  participa
 en
 la revista
Juglar y colabora  en publicaciones  culturales  de Xalapa  como
El  Gato y Cosmos. En 1972 es becario del Centro Mexicano de Escritores, y en 1976
obtiene la licenciatura con la tesis "Lo grotesco en dos textos
de José Revueltas". Ese mismo año viaja a San Antonio, Texas, para impartir cursos de literatura mexicana e hispanoamericana   en la
Escuela de Extensión dependiente de la UNAM. En 1979 ingresa como docente
en la Facultad de Letras Españolas y en la de Idiomas, donde permanece hasta 1985. Al año siguiente la Universidad de Missouri lo invita en calidad de maestro y escritor residente.” 
Sobre
su proyecto literario, Mario Muñoz advirtió acerca de: “Dentro de  la variedad  
de  temas   que 
abarca   la  narrativa  de Arturo  
Ramos,   el de las oposiciones es
quizás  el que  aparece mayor 
frecuencia  por la diversidad  de términos  
que  se contraponen y por  el amplio 
registro   de significados   que 
entran   en juego. Estas unidades  sémicas 
 sufren  revestimientos    formales 
en el desarrollo de este sistema, 
pero  básicamente   entrañan  
una polaridad   cuyos enunciados  oscilan 
entre  lo real  y lo imaginario,    el sueño 
y la vigilia, pasado  y el
presente,   la inocencia  y la contaminación,    el grupo 
y el individuo,   la  tierra  
natal   y el  exilio, 
la juventud y la vejez...  Sin
embargo,   esta relación  de contrarios   no es una mecánica  simplificación   de  la 
realidad    literaria    como  
lo  planteaba  el 
tendencioso maniqueísmo  
romántico   en la tradición  de la narrativa   mexicana 
del siglo  XIX,   y que 
lo  ha  explotado   
hasta   la  saciedad   
la  televisión comercial   a través 
de las telenovelas.   En Luis
Arturo   la propuesta   es dialéctica  y crítica 
en la medida  en que estas  unidades se interpenetran  para 
complementar   y enriquecer  
sus respectivos  
significados,  y provocar  así la 
sensación  de  ambigüedad 
que  es  la señal 
más persistente   de  la 
literatura   contemporánea.”
En
el número 16 de la revista Cultura de VeracruZ, correspondiente a febrero 2007.
Luis Arturo Ramos colaboró en la muestra, “Narradores Veracruzanos”, con su relato
“La muchacha y su patrona”, donde describe los laberintos del drama de la
soledad. Este texto fue incluido en su volumen Cuentos (casi) completos, que el IVEC editó en el 2004. La
escritura sorprendente de Luis Arturo Ramos navega en el ámbito de la calidad
al balancear la realidad con las fantasías de los seres humanos. Sin embargo,
la parte trágica de las relaciones humanas brota en las líneas finales de este
interesante relato.
En
1987, Luis Arturo Ramos me obsequió un ejemplar de Domingo junto al paisaje. Lo ubiqué, después de tres décadas entre
los anaqueles de mi biblioteca. Mi sorpresa fue el descubrimiento de las letras
con su mano y letra: “Para Raúl Hernández, compañero de viaje y de trifulcas”. Luego
de tantos años reflexioné sobre este enigma que debería aclarar al leerlo por
primera vez. Recordé que en el siglo XX, nuestro entonces editor Marco Antonio Jiménez
Higueras organizó una presentación en la ciudad de México, de las recientes
obras de Leega Literaria. Un evento divertido porque yo me hice pasar por Marco
Tulio Aguilera Garramuño, se presentó como si fuera Luis Arturo Ramos, quien
concluyó la velada literaria con la descripción de un autor que siempre se
escondió lejos de las luces del reconocimiento, un compañero del viaje
literario.

No hay comentarios:
Publicar un comentario